*Bernardo Congote
El Espectador, se preguntaba el pasado 21 de enero: <<¿Qué son las redes de participación cívica de las que habló el Presidente Duque?>>. Y siguió describiendo que: <<Duque seguirá impulsando las redes de participación cívica a través del trabajo mancomunado entre(sic) la Fuerza Pública>>. La conjugación verbal <<seguirá>> significa, en buen romance, continuará.
¿Pero continuar con qué? Con un reconocido modelo de autodefensa basado en mantener contacto entre la población civil y las fuerzas armadas. Habría surgido durante el gobierno de Gaviria, pero mediante un decreto de su sucesor Samper (el 356 de 1994), se extendió a todo el país. Se trataba de crear un mecanismo para la << prestación por particulares de servicios de vigilancia y seguridad privada>> teniendo entre sus campos de aplicación, <<Los servicios comunitarios de vigilancia y seguridad privada>>. Sin embargo, se convirtieron también en la fachada para el nacimiento de los grupos paramilitares en el país>>.
Se le atribuyó por entonces al gobernador de Antioquia en funciones (el <<Innombrable<<), haber iniciado la articulación de cooperativas de este tipo en ese departamento. El citado autorizó <<[…] a estos grupos, conocidos como las CONVIVIR (Cooperativas de Vigilancia y Seguridad Privada), a usar armas (y) servir como ‘comités de vigilancia’ […] en contacto constante con las autoridades y reportar cualquier actividad sospechosa” .
Hacia 1997 se estima que <<[…] existían cerca de 414 grupos Convivir en todo el país con más de 120.000 miembros. Setenta y ocho de estos grupos se encontraban en Antioquia.Sin duda, todo un éxito sabiendo que tres años atrás el citado gobernador había inaugurado apenas seis Convivir.
La idea se convirtió en una empresa criminal en relación con la cual las Naciones Unidas comenzaron a prender alarmas ya por esos años. Mucho más cuando su <<[…] implementación agresiva por parte de (el Innombrable) fue la confirmación de (los) peores temores […] cuando (comenzaron a salir reportes de) miembros de las Convivir involucrados en actos criminales>>.
El Innombrable vociferaba por entonces devaluando esa perspectiva criminal. Se le atribuye haber afirmado que <<lo de portar armas es lo de menos, porque la experiencia de (las Convivir) les ha indicado a los antioqueños que […] lo que se necesita es solidaridad en aquello (sic) de trabajar en comunidad con la fuerza pública y de informar oportunamente>>.
Por entonces Jesús María Valle, un líder social de Antioquia a la sazón víctima de la masacre perpetrada por paramilitares en El Aro, una que hoy tendría al Innombrable bajo investigación judicial, afirmó: <<Estamos exportando […] violencia […] a través de las Convivir para todo el país…. Y los paramilitares y las Convivir se confunden en los uniformes, las sedes, en los vehículos que utilizan… Lo han visto mis ojos, lo he presenciado con las gentes de mi pueblo, de mis veredas, de mis corregimientos>>.
En alguna reunión a la que asistió Valle a la gobernación de entonces, alguna persona cercana al círculo alcanzó a <<escucharle decir (al Innombrable) cuando se levantó disgustado de la mesa de reunión, que Valle estaba haciendo falsas imputaciones cuando decía que había una conivencia (sic) entre el Estado y los paramilitares y que él consideraba que ameritaban una demanda por calumnia>.
Jesús María Valle terminó asesinado en Medellín. Y su muerte revive hoy cuando los líderes sociales siguen siendo asesinados y, al tiempo, los guerreristas del gobierno extremo derechista buscan revivir las Convivir. Después de más de treinta años de guerra paramilitar, otra también <<de los buenos contra los malos>>, nos encontramos con que los cementerios siguen llenándose de campesinos y líderes urbanos (<<los malos>>) mientras desde las altas esferas (<<los buenos>>) se sigue inflamando una hoguera en la que, curiosamente, no se queman ellos, ni sus hijos.
Si lo anterior no bastara, por estas horas leemos en la prensa que los ganaderos del Cesar <<se siguen moviendo para que el Gobierno Nacional les permita armarse […] ante la inseguridad en la región […] Hace algunos días, durante un encuentro con el ex presidente y senador […] también le plantearon esta necesidad>>
Y, como siempre, la iglesia católica canta en la guerra. El ciudadano Rubén Salazar, a la sazón dignatario de esa organización, afirma que: >>Una acción militar siempre (sic) es necesaria, indudablemente (sic), porque el Ejército tiene la obligación de luchar contra la subversión […] no se puede replegar, no puede dejar de ser ejército […] Yo sé (sic) que los altos mandos […] están en esa tónica (de la guerra resguardando los derechos humanos) y yo quisiera que todos los colombianos los apoyáramos en ese sentido>>.
Preguntas: ¿Por qué <<el que dijo el Innombrable>> quiere revivir las Convivir? ¿Por qué y quiénes asesinaron a José María Valle? ¿Por qué no se acaba el paramilitarismo en Colombia? ¿Por qué no se sabe quién asesina a los líderes sociales, hoy también? ¿Por qué los ganaderos del Cesar quieren armarse, hoy también? ¿Por qué los ganaderos hablaron del tema con el Innombrable copresidente y senador, hoy también? ¿Por qué la iglesia católica es partidaria de acciones militares contra la subversión, hoy también? ¿Por qué un alto dignatario de esa iglesia dice >>saber>> cuál es la posición de los altos mandos militares al respecto?
Salazárica: <<No veo al país tan polarizado como antes>>
Congótica: ¿<<Polarizado>> como cuando estuvo comprometido con la paz?
Congótica 2: ¿Por qué la iglesia católica sigue inflamando las llamas de la guerra mientras, al tiempo, predica la paz, el amor, la humildad y las bienaventuranzas del reino celestial?
Congótica 3: ¿Por qué la iglesia católica sobrevive agazapada en medio de la violencia política?
Foucaultiana. La biopolítica exterminadora establece que en la << […] relación bélica: ‘para vivir, es ineludible que masacres a tus enemigos’ (o) ‘si quieres vivir, es preciso que el otro muera’ […]>> (2001). Defender la sociedad. Buenos Aires: FCE. Págs. 230 y 231. Paréntesis del blog).
Zuletiana: Es preciso […] construir un espacio social y legal […] sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo (Zuleta, E. (2000), Elogio de la dificultad. Cali: FEZ).
Bernardo Congote es profesor universitario colombiano, miembro del Consejo Internacional de la Fundación Federalismo y Libertad (Argentina – www.federalismoylibertad.org) y autor de La Iglesia (agazapada) en la violencia política