Uribe se mueve como pez en el agua en las canchas embarradas. No es otra la razón por la cual él y sus abogados buscan ahora que el expediente en su contra se haga público[i].
Aparentemente le anima un espíritu liberal. Pero lo conocemos de autos y no habría alguna carta que, jugada por el ex presidente, carezca de marca[ii].
Lo único que lograría Uribe con la publicación de su expediente -lo que sería ilegal a toda vista –, sería evadir el duro embate del Poder Judicial al que él mismo sometió sin compasión a sus contradictores políticos.
No sería lo mismo que su juicio – si llegare a ocurrir – fuera público, a que el expediente previo al posible juicio se llegare a publicitar. En el primer caso ganaría la democracia; en el segundo, se legitimaría en democracia una carta manipuladora de corte fascista.
Los autodenominados caudillos no existen sin plaza pública. La masa les absorbe, les subyuga. Sobre todo porque la masa no piensa. Hierve. Vomita fuegos.
No conocemos algún movimiento masivo sostenible. Ni siquiera la revolución francesa cuya versión de lo democrático -el gobierno del pueblo y para el pueblo- explicaría varios de los tropiezos a los que se enfrenta en la modernidad.
Pero sí sabemos que los caudillos son los únicos que se benefician del favor de las masas. Sobre todo porque, a la hora de empuñar las armas, es la masa la que llena los cementerios, no el caudillo.
La intentona uribista por embarrarle la cancha a la Corte busca distraer y dilatar. El que denuncian como “juicio paralelo, como nunca antes visto en la historia reciente (sic) del país”, fue desatado por el mismo Uribe y su grupo político antes y después de la sentencia preventiva[iii].
No olvidemos que Uribe comenzó a embarrar la cancha democrática desde cuando lanzó la especie de un tal Estado de Opinión, versión fascista de lo político en la que el último con opinión es el propio pueblo[iv].
No esperaría Uribe que la publicación de su expediente limpie el camino del Poder Judicial. Al contrario, llenándolo de barro, de ruido, de especulaciones y de mentiras pretendería embarrar la cancha de la justicia “probando” en los medios y las plazas que, contra un expediente de 1554 páginas, él sí “estaba cogiendo café”.
No se conoce entre la agrupación uribista un solo individuo capaz de armar un razonamiento dotado de la más mínima lógica. La tergiversación, las verdades a medias, las mentiras completas, el vilipendio, la amenaza, las chuzadas y los falsos positivos son algunas de las charreteras que cuelgan de la bandera sectodemocrática.
Ni Uribe ni los suyos han mostrado ser respetuosos de institución alguna. Ni siquiera de la Presidencia cuya sede oficial se convirtió en lugar a donde entraron como Pedro por casa todo tipo de delincuentes y, desde cuyos teléfonos, escuchamos los términos más soeces que se conozcan de boca de un Presidente en ejercicio.
Todos estos son los componentes del barro uribista. Y todo indica que otra vez estaría pretendiendo embarrarnos sobre todo ahora que tiene la soga al cuello.
¡Alerta Poder Judicial! ¡Alerta Ciudadanos! ¡El barro sólo ha sido útil para la cría de cochinos!
Congótica. El expresidente Uribe, después de reseñado preso, ¡pide transparencia! (¡Vivir para leerlo!)
Congótica 2. ¡Enhorabuena para mi hija Anamaría en sus cuarenta años de vida! Estoy haciendo lo posible por dejarles mis hijos un país mejor que el que yo recibí de mis mayores.
[i] “Lo que sigue pendiente…”. Diario El Tiempo, Agosto 11 2020, Pg. 1.5
[ii] https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/viejo-truco-del-culebrero-mayor-domo
Mayo 9 2020
[iii] El Centro Democrático pagó página completa en El Tiempo. Y el propio Presidente de la República, se quitó su capa de Robin y se puso la ruana de la secta democrática antes y después de la sentencia de la Corte.
http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/estado-fascista-sin-opinion
junio 18 2019